“De Lima tiene que salir un texto que contenga elementos que sienten las bases del acuerdo del 2015. Se firma el próximo año, pero los elementos deben estar acá, como por ejemplo las contribuciones de los países y de qué van a tratar”, dice el argentino Enrique Maurtua, asesor en política internacional de la organización Climate Action Network (CAN). Las contribuciones deben ser equitativas -agrega- y deben considerar indicadores como necesidades históricas, adaptación o necesidades de desarrollo de los países.
Estas declaraciones las dio en el marco de la COP 20 y son parte de las inquietudes de organizaciones de la sociedad civil, que tiene la mirada puesta en el avance de un borrador para lograr un acuerdo vinculante sobre reducción de emisiones de dióxido de carbono. Y es que los compromisos que hagan los países industriales sobre cómo financiar la lucha contra el cambio climático y la inclusión de metas vinculantes para reducir la vulnerabilidad actual a estos fenómenos son fundamentales para enfrentar el cambio climático.
Para Maurtua, estas contribuciones deben ser lo suficientemente considerables para que se puedar dar comienzo a la disminución global de la temperatura.
“El borrador debe marcar el fin de los combustibles fósiles para el 2050 y debe acelerar el paso a estas energías limpias y renovables”, señala por su parte Martin Kaiser, de Greenpeace. No se trata de “energías como la nucleares que son caras, centralistas y peligrosas”, anota.
Financiamiento
“Lo que los países en vías de desarrollo buscan en las contribuciones nacionales es una garantía de que el financiamiento tendrá un lugar en el acuerdo, en algún lugar, porque eso es algo que no estamos viendo en el momento”, enfatiza Kiri Hanks, asesora en cambio climático de Oxfam.
Para la activista, debe haber una paridad entre mitigación y financiamiento.
Los negociadores de la COP deben sentirse presionados. “Necesitamos que los negociadores lleguen a acuerdos para el borrador. Entre ellos un mecanismo para revisar las contribuciones, que revise tanto los niveles de ambición como los de emisiones”, manifiesta Tasneem Essop, del Fondo Mundial para la Naturaleza.
“Queremos ver un mecanismo que traduzca esta revisión en términos de ambición. Necesitamos ver la adaptación dentro del texto, pero con el respaldo financiero necesario”, resaltó.
“En el borrador de Lima se debe señalar el camino para conseguir los US$100,000 millones que harían falta en el 2020” para poner en marcha el nuevo tratado climático'', insiste Maurtua.
Si bien los representantes de la sociedad civil internacional consideran que los anuncios hechos recientemente por la Unión Europea, China y Estados Unidos respecto a disminuir emisiones son importantes, resaltan que no hay un compromiso real -sobre todo financiero- que permita pensar que en el 2020 se implementen medidas que permitan enfrentar los efectos del cambio climático.