“Confiamos en que esta semana podamos lograr el objetivo de US$10,000 millones para el Fondo Verde”, declaró ayer Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la UNFCCC, en una conferencia de prensa en la COP20. De hecho es uno de los temas fundamentales en este evento, por eso la financiación de las acciones para mitigar y adaptarse al cambio climático fue uno de los temas más debatidos durante la primera semana. Y luego de que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, instara a todas las Partes a iniciar una nueva etapa en la lucha contra el cambio climático y que los países pongan las cartas (sus billetes) sobre la mesa, se llevó a cabo el diálogo ministerial sobre financiamiento climático, en el que desfilaron ofrecimientos.

El ministro Manuel Pulgar Vidal invitó a las Partes a considerar, entre otras cosas si las instituciones actuales funcionan adecuadamente; el nivel de transparencia y previsibilidad de los fondos para el clima; y la capacidad de respuesta a las necesidades de los países en desarrollo. Y al igual que el alto funcionario de la ONU, instó a los ministros a lanzar una hoja de ruta para construir una sólida arquitectura del financiamiento climático y lograr coherencia entre las instituciones.

Por su parte, Hela Chikhrouhou, directora ejecutiva del Fondo Verde por el Clima (FV), hizo un llamado urgente a los países desarrollados para que contribuyan al fondo.

Como se sabe, los países desarrollados deben llegar a la meta de US$100,000 millones anuales a partir del 2020. Actualmente hay US$9.9 millones. Hoy, el presidente Ollanta Humala acaba de anunciar que el Perú aportará US$6 millones al FV.

A continuación un recuento de lo que manifestaron los negociadores:


propongo que ...

Australia –luego de tantas críticas– ofreció aportar al Fondo Verde (FV) US$165 millones en cuatro años.

Bélgica anunció que contribuirá con 61 millones euros y pidió que el FV financie actividades transformadoras en los países menos adelantados y los países vulnerables. Además, aseguró que apoyará los compromisos de un nuevo acuerdo vinculante.

Finlandia se comprometió a invertir 85 millones de euros en el 2015.

Santa Lucía destacó la necesidad de definir claramente a la financiación climática como aquellos fondos que son dirigidos enteramente a hacer frente al cambio climático y que son nuevos y adicionales a la asistencia oficial para el desarrollo.

Noruega se comprometió a otorgar US$500 millones anuales hasta el 2020 para la iniciativa REDD+. Pidió una mayor claridad en la información y los sistemas de información, y en los resultados logrados por el financiamiento climático.

El Salvador señaló la necesidad de una mayor coordinación entre todos los actores de la arquitectura financiera del acuerdo de París.

Francia demandó que todos los actores financieros deben trabajar juntos, y pidió que se planee cómo combinar el financiamiento para el clima y el desarrollo.

China dijo que era "imprescindible" definir en Lima una hoja de ruta para movilizar US$100 mil millones anuales para el 2020. Indicó que los países desarrollados deben cumplir con sus compromisos frente al cambio climático y apoyar a los países en desarrollo. Asimismo, anunció la creación de un fondo de cooperación sur en los próximos años.

México aportará US$10 millones al FV. Solicitó a países en desarrollo apoyar al fondo según sus posibilidades y propuso que éste permita la compra de tecnología en beneficio de países en vías de desarrollo

Dinamarca destacó el papel de la transparencia en la ayuda al aprendizaje. Se compromete a apoyar las acciones nacionales apropiadas de mitigación (NAMA) con US$20 millones.

Corea destacó el papel del sector privado en la movilización de recursos financieros, y afirmó que continuará apoyando al FV. Confirmó su compromiso de US$100 millones.

Colombia resaltó que el establecimiento de vínculos entre las instituciones financieras en el marco de la Convención será crucial en el nuevo acuerdo sobre el clima. [Al cierre de esta nota, el presidente colombiano anunció que su país aportará US$6 millones.]

Canadá apoyó un financiamiento climático innovador, y que la transparencia se aplique tanto a donantes como a receptores. Agregó que llevará a cabo un programa de reducción de gases efecto invernadero en los sectores de petróleo y gas cuando Estados Unidos también lo haga.

Belice hizo hincapié en la necesidad de formatos comunes para la presentación de la información y un acuerdo sobre un conjunto sencillo de definiciones para evaluar las tendencias de financiamiento para el clima.

India pidió una mayor creatividad de los países desarrollados para movilizar fuentes innovadoras de financiación, como los fondos de pensiones.

Bolivia apoyó la introducción de un "índice compuesto de participación de los países", basado en sus responsabilidades históricas, huella ecológica, capacidades y estado de desarrollo.

Países Bajos pidió precios al carbono, la reorientación de las inversiones del "marrón al verde", y destacó las actividades del Laboratorio de Innovación Global para el Financiamiento Climático.

Estados Unidos destacó, entre otras cosas, las actividades del grupo de coordinación de los donantes sobre el financiamiento climático y el trabajo en curso para mejorar el acceso a los flujos financieros existentes. Señaló que de los fondos destinados a temas climáticos, dedicará el 50% a las acciones de adaptación al cambio climático.

Mali señaló que el FV no es la única respuesta ante el cambio climático, y solicitó una mayor transparencia en la movilización de fondos.

Egipto dijo que el financiamiento para el clima debe estar relacionado con el objetivo global sobre la temperatura, y llamó a las Partes a identificar las necesidades, las prioridades y los entornos favorables necesarios.

Japón señaló la necesidad de que los países en desarrollo mejoren sus ambientes de inversión.

Etiopía pidió una comunicación clara de los países desarrollados sobre la cantidad y las fuentes de sus compromisos financieros.

Colombia resaltó que el establecimiento de vínculos entre las instituciones financieras en el marco de la Convención será crucial en el nuevo acuerdo sobre el clima. [Al cierre de esta nota, el presidente colombiano anunció que su país aportará US$6 millones.]

Filipinas pidió armonización y la integración de un sistema de seguimiento con indicadores de seguimiento y mecanismos de retroalimentación.

Luxemburgo hizo hincapié en que las finanzas públicas a nivel nacional y local tienen un papel vital que desempeñar en la movilización de la inversión privada.

Argentina pidió una mayor previsibilidad en la provisión de medios de implementación a los países en desarrollo para que puedan adoptar una vía de bajas emisiones de carbono.

Indonesia destacó las "pequeñas" contribuciones de su país al GCF en el contexto de la cooperación Sur-Sur y alentó a otros países en desarrollo a hacer promesas también.

Zambia pidió no sólo promesas, sino también que sean "honradas de manera oportuna, transparente y predecible".

Mónaco apoyó una mejor identificación de las necesidades de los países en desarrollo, así como la evaluación y verificación del uso de los fondos por los países en desarrollo.

Los pueblos indígenas pidieron, entre otras cosas, garantizar el acceso directo a la financiación para ellos. En tanto, las ONG, empresas y autoridades gubernamentales y municipales subrayaron que la mejora del monitoreo, la notificación y la verificación de los flujos financieros son necesarias para alcanzar el nivel de financiación necesario para hacer frente al cambio climático.