"Según la organización Ocean Conservancy, el Perú tiene la playa más contaminada de Sudamérica, se trata de la Playa Carpayo en el Callao. Sólo en 500 metros de esta playa, medio kilómetro, se recogieron más de 40 toneladas de basura marina (80 toneladas por kilómetro de playa), cantidad que supera todos los índices de limpieza de playas de otras localidades del continente donde el promedio es de 2 toneladas por kilómetro"

Lo leo ahora en cop20.pe, un sitio web habilitado por el Ministerio de Ambiente del Perú para difundir no sólo información sobre las negociaciones del cambio climático, sino experiencias positivas para superar la contaminación y claro, sobre algunas de las graves afectaciones ambientales que son cosa de todos los días en el país. En este caso, el de la playa Carpayo, de todos los días hace unos quince años. Y no, no se trata, aj, de bañistas cochinos.

foto del archivo del diario el comercio

"Esta situación es el resultado de más de 15 años de arrojo de desmonte de construcción civil, no solo en el Callao sino también en otros distritos como Magdalena y San Miguel" detalla la nota publicada en cop20.pe, retomando denuncias que llevan al menos una década sobre el uso de esta playa chalaca como botadero del desmonte de construcción. 

desmonte en el litoral de lima
(still de video "mustios jardines", de carlos garcía/teresa cabrera)

Desde el gobierno de Toledo, y más decididamente durante el de García, las políticas de estímulo económico para el sector construcción -presentadas falsamente como "políticas de vivienda"- ha tenido variadas y dispares consecuencias: aumento de unidades de vivienda producida (sin satisfacción de la demanda de vivienda social), renovación urbana fragmentada (a costa de presionar al límite la regulación urbanística y municipal) y, como muestra el caso de la playa Carpayo, una enorme y dañina huella ambiental (por no hablar del recorte de derechos ciudadanos, pues como ya deberíamos saber, una playa urbana no es sólo naturaleza, sino fundamentalmente espacio público)

Si uno piensa en el ritmo de la densificación (construcción en altura) que en la última década ha ocurrido en el triángulo moderno de Lima (Puerto/Aeropuerto- Litoral-Centro Financiero) y recuerda todas las edificaciones que han debido demolerse para abrir paso al boom, puede hacerse la pregunta: ¿a dónde fue a parar todo ese desmonte?. Pues una parte importante está en el mar chalaco, saliendo a flote. Otra -mejor gestionada- es la expansión sobre el mar que hizo San Isidro. 

relleno y expansión costera en litoral de san isidro  en 2010
(still de video "mustios jardines" de carlos garcía/teresa cabrera)

Este daño ambiental es una de las consecuencias invisibles del boom de la construcción en Lima: una playa destruída por una mala gestión, atribuible a la baja capacidad de un distrito para enfrentar o reprimir la recepción clandestina de los residuos, el desinterés por el litoral de un gobierno regional particularmente rico (muy rico) como el del Callao y la falta de regulación (leyes y enforcement) desde el gobierno central para disponer adecuadamente de los residuos generados por la actividad constructiva (otra evidencia de que las así llamadas políticas de vivienda dieron la espalda a la ciudad). También es un problema de la responsabilidad social empresarial de las compañías constructoras.

La relación de este problema de contaminación con las regulaciones a cargo de los ministerios de Vivienda y de Ambiente están claramente explicadas por los funcionarios que declaran para este video, del mismo caso, registrado en 2012 por la gente de Señal Alternativa:

La mejor gestión de los residuos sólidos de la construcción entre los distritos del litoral -y las consecuencias para la calidad del espacio urbano y la salud de la gente- es una expresión más de la desigualdad en la ciudad. Y en este caso es más profunda, pues no se trata de San Isidro-ricos, Callao-pobres. Se trata de las motivaciones para la gestión urbana: la imagen de San Isidro (y la expansión del suelo y la renta generada por la recepción de desmonte) son más importantes y movilizadores para la burocracia que la calidad del espacio público y la salud ambiental de los chalacos.