Hace apenas unos días, la propia Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, Christiana Figueres,  se encargó de reducir las expectativas para la COP20 de Lima (y la COP21 de París), afirmando que "no es realista" esperar de ellas una solución eficaz y urgente al problema. Hoy, el alcance de sus palabras está un poco más claro. De acuerdo con los reportes emergidos ayer desde el Pentagonito limeño, algunas naciones ricas se niegan a reconsiderar sus compromisos ambientales para antes de 2020 (que es cuando cualquier acuerdo al que se llegue entre este año y el próximo deberá entrar en efecto).

Climate Action Netwrok (CAN) informa que la Unión Europea, Canadá, Nueva Zelanda, los Estados Unidos y Australia eliminaron del borrador en preparación referencias a esa demanda de revisar los compromisos pre-2020. ¿Su argumento? Que eso ya está cubierto en los acuerdos de Varsovia (COP19).

Los acuerdos de Varsovia (que no son vinculantes sino voluntarios), sin embargo, fueron ampliamente criticados en su momento como un fracaso de las negociaciones, y los delegados y activistas que llegaron a Lima traían la esperanza, precisamente, de revisarlos. 

Tanseem Essop, representante de la Iniciativa Global para el Clima y la Energía de WWF, le dijo a CAN que, lamentablemente, los negociadores presentes en la COP20 "parecen haber olvidado que está aquí para resolver una emergencia planetaria". Según Essop, los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) antes de 2020 (según los consensos científicos, el punto de no retorno para evitar los peores efectos del cambio climático) han sido perdidos de vista. 

"Los negociadores están arreglando las alarmas contra incendios mientras el edificio arde", dice Essop.

Mientras tanto, China (según reporta también CAN) está tratando de impedir el establecimiento de un mecanismo fortalecido y transparente para la evaluación de las contribuciones nacionales a la reducción de emisiones, algo que debería ser pieza fundamental de cualquier acuerdo firmado el próximo año en París.

Con ello, y aunque las negociaciones aún están en curso, la COP20 de Lima amenaza con convertirse en una ronda más de las varias que las Naciones Unidas han tenido en las últimas dos décadas, sin resultados efectivos. 

Otros bloques de negociación, sin embargo, mantienen aún sus propuestas, y la conversación continúa. Y la sensación de urgencia aumenta hoy mismo por la llegada del tifón Hagupit a las Filipinas, con la terrible memoria del Haiyán de 2013 y sus 6,000 muertos aún fresca para muchos delegados. Haiyán golpeó las Filipinas precisamente durante la COP19 de Varsovia, y luego de que en la COP18 (en la cola de otro tifón) se hubiera advertido dramáticamente de lo que podrían ser los efectos de un desastre así. 

en manila, a la espera del tifón / foto:  www.focus.de

"Dados los cada vez peores impactos, como el alza del novel del mar, lo que pedimos no es simpatía o conmiseración", dijo Voltaire Alférez, coordinador nacional de Aksyon Klima Filipinas. "Lo que pedimos es solidaridad y acción para los países vulnerables. Necesitamos que este proceso tenga resultados reales".


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