"La #COP20 ha despejado el camino para un acuerdo en París 2015, aunque son muchas las dificultades que van a tener que sortearse" tuiteó a inicio de esta semana el Basque Centre for Climate Change (bc3), un think tank muy influyente en economía y política del cambio climático.

Dos de sus investigadores, los economistas Marí­a Victoria Román e Ibon Galarraga, siguieron de cerca la COP20 que se llevó a cabo en Lima y sus impresiones son optimistas. A continuación las comparto.

"[La COP20] terminó tras dos intensas semanas con la aprobación de un documento de escasamente 4 páginas bautizado como 'Lima Call for Climate Action'... 

El 'Lima Call' no ha cumplido las expectativas de numerosos grupos de interés (entre ellos los ecologistas) al no haber logrado un acuerdo ambicioso en la lucha contra el cambio climático. Pero lo cierto es que éste no era el principal objetivo de esta cumbre. La cumbre de Lima se gestó en el marco de un largo y tedioso proceso para alcanzar un acuerdo mundial y vinculante para definir la política climática a partir del 2020. En este proceso, la cumbre de Lima no estaba llamada a conseguir grandes acuerdos en objetivos o plazos para la reducción de emisiones sino más bien pretendía lo siguiente:

Definir las reglas para preparar un documento jurídico de cara a la COP21 en París.

Acordar las condiciones para la definición de los conocidos como Intended Nationally Determined Contributions (INDC) o contribuciones que cada país está dispuesto a asumir en término de reducción de emisiones. Fijando para ello métricas comunes, plazos y demás detalles.

Y lo cierto es que la COP 20 ha logrado acuerdos en estas dos materias, mínimos, pero acuerdos al fin y al cabo.

París, legalmente vinculante

Ha definido, por un lado, que el acuerdo a aprobar en París, en diciembre del 2015, sea legalmente vinculante, y se vehiculice a través de un protocolo, un instrumento legal u cualquier otro medio dotado de rango legal, y que sea aplicable a todos los países. Y por el otro, que las INDC, deberán estar disponibles, si es posible, durante el primer cuatrimestre del 2015 de manera clara, transparente y comprensible. Y en cualquier caso con suficiente antelación de la COP21 de diciembre del 2015. Este punto se complementa con una fecha límite fijada para octubre del 2015.

La fecha límite ha generado cierta desazón entre algunos colectivos al considerar que no deja demasiado margen para la negociación real en París. Pero no parece que el proceso negociador deba verse seriamente afectado porque este plazo se adelante unos meses. Las negociaciones en el marco de las Naciones Unidas deberán ser muy intensas a lo largo del 2015 independientemente de la fecha límite que se maneje.

Un acuerdo legalmente vinculante, ambicioso y en el que participen todos los países del planeta es aún posible y esto es un resultado palpable de la cumbre de Lima. Y no es poco.

un acuerdo legalmente vinculante, ambicioso y en el que participen todos los países del planeta es aún posible, afirman los autores. Foto: cop20.pe

Es la primera vez en la historia de la política del clima que países como EEUU, China o Australia están dispuestos, junto al resto del planeta, a asumir reducciones muy importantes de gases efecto invernadero. Y en esta cuestión, el acuerdo hecho público entre China y EEUU en noviembre del 2014 ha sido determinante.

En la COP20, algunos países han puesto importantes trabas a los avances en las negociaciones. Y entre otras dificultades, hemos visto que en la recta final de las negociaciones de la conocida como ADP (Ad Hoc working group on the Durban Plataform for enhanced action) se filtró el borrador que estaba siendo negociado, obligando al G77 a suspender el proceso por unas horas.

En este marco de obstáculos, el resultado de la cumbre puede ser considerado de aceptable y muy importante de cara a lograr cumplir el objetivo de que la temperatura media del planeta no aumente en más de 2ºC. Han existido además otros logros relevantes en materia de aportaciones al Fondo Verde para el Clima o 'Green Climate Fund' (alcanzando la cifra de 10.200 millones de dólares), así como en el aumento de la importancia de los Planes Nacionales de Adaptación, en aspectos relativos a la deforestación, la participación de agentes no estatales (ciudades, empresas, etc.) y la dimensión de género.

En definitiva, no parece que hayamos salido de Lima con las manos vacías; se trata más bien, de un punto de no retorno hacia un acuerdo mundial que debería marcar un cambio de rumbo en la búsqueda de la prosperidad de las naciones."

Como se aprecia, los investigadores españoles discrepan con quienes han resaltado debilidades del acuerdo y más bien coinciden con lo expresado por nuestro ministro del Ambiente y presidente de la COP20, Manuel Pulgar Vidal. Continúa el debate post-COP20.


(Foto portada: Alberto Ñiquen)


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